miércoles, 10 de febrero de 2010

Mas que nada en el mundo lo he llegado a querer;soplar & ver caer los petalos de flores sobre las piedras, un extraño atardecer. La lluvia no parecia lluvia, valga la redundancia, no eran mas que petalos blancos que al caer sobre nuestros cuerpos se tornaban a rosas rojas, no era una coincidencia el hecho de que nuestra piel se haya puesto palida, no era mas que una alegoria al fin de lo màs preciado en nuestras vidas.

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